Perdone, tenga en cuenta que mareamos con las cifras. No crea que es culpa de nuestra severa inclinación al mal. El proceso de las ayudas europeas es tan complejo, tiene tantos hitos, desde su aprobación genérica en Bruselas hasta sur contabilización concreta en las cuentas de las empresas o de los receptores de organizaciones, que cada cual puede calcularlas como más le convenga. Pero fíjese en los datos que publicamos, provenientes del informe elaborado por LLYC. En vez de aumentar su velocidad de crucero, gracias a la ‘curva de experiencia’, el proceso se atasca según pasa el tiempo. Así, si en 2021 se adjudica el 90% de los fondos previstos, en 2022 el porcentaje de fondos adjudicados en las convocatorias y licitaciones estatales resueltas ha descendido hasta un calamitoso 50%. Si de la adjudicación pasó a terrizaje en la economía real la cosa agrava, pues el porcentaje disminuye hasta el 37,7% de los fondos comprometidos por el Estado. ¿Cómo es posible este ridículo porcentaje en un asunto que se presentó crucial, porque lo era, que iba a ser la panacea? ¿Cómo es posible que no aprovechemos todo este dinero, cuando se nos anuncia que en 2023 vamos a emitir 257.000 millones de euros de deuda, de los cuales emplearemos 187.000 millones en devolver deudas anteriores y 70.000 en financiar nuevos déficits? Ya sabe, como no tenemos dinero, nos endeudamos para pagar deudas y como gastamos más de lo que ingresamos, nos endeudamos más. ¿Cómo es posible que los indiferentes hagamos al hecho que la retirada del apoyo del BCE está complicando la colocación de las nuevas emisiones? ¿A ninguno de nuestros preclaros directentes le parece esto un escándalo, ninguno considera que gracias a una detallada explicación pública, ninguno se siente responsable de la confusión y se planta en una dimisión, ninguno siente temor ante un posible congelamiento de fondos, dado que tampoco hemos cumplido con la demanda de reformar aspectos claves como las pensiones? ¿Cómo intentarán en Bruselas esto de no gastar lo que hemos solicitado y nos han concedido mientras seguimos pidiendo más y mas? Bueno, si a nadie se le cae la cara de vergüenza ante lo que vimos ayer en Barcelona, ​​por qué iban a preocuparles estas menudencias. Hemos perdido por completo el sentido del ridículo.