En la última semana de sesiones parlamentarias, antes de las vacaciones de verano, se acumulan votos en el Bundestag. Y una de las más llamativas est la de los presupuestos generales de 2014, que saldrá del consejo de ministros el miércoles y pasará a la cola de votaciones que han de resolverse hasta el viernes. El ministro alemán de Finanzas, Christian Lindner, ha planeado un drástico recorte del gasto y de la nueva deuda: unos presupuestos impecables que en tiempos de recesión, sin embargo, están siendo discutidos. Lindner quiere canalizar más dinero hacia armamento, educación, digitalización y protección climática a cambio de ahorrar en otros apartados. También existe una ‘necesidad de acción’ para cobrar presupuestario por un total de 14.400 millones de euros que se decide ahorrar entre los años 2025 a 2027. En 2024, según sus cuentas, el gasto del Estado alemán será significativamente, un horro de 445.700 millones de euros respecto al presupuesto anterior.
Lindner argumentó que, tras la pandemia y la crisis energética, que han ocasionado numerosos gastos adicionales, ha llegado la hora de volver a la ‘normalidad financiera’. El freno de la deuda qu’esta en la Ley Fundamental alemana debe volver a entrar en vigor y calculó que el nuevo endeudamiento sea de alrededor de 16.600 millones de euros en 2024 para darle cumplimiento.
Imponer esta disciplina presupuesta no le ha resultado precisamente fácil. Originalmente, los Ministerios habían plantado solicitudes de gasto significativamente más altas. Muy particularmente los ministros a cargo del gasto social, de los partidos socialdemocrata y verdes, que forman parte de la ‘coalición semáforo’, han criticado que Lindner inmovilice fondos y partidas. Una de las más peleadas a sido de 2.000 millones de euros para financiar la seguridad infantil básica prevista. En 2025 será sensiblemente inferior a los 12.000 millones de euros que pagó la ministra de Familia, Lisa Paus (Verdes).
Lindner también ha dedicado una intervención al ministro de Agricultura, Cem Özdemir (Los Verdes), reclamando la anulación del subsidio al gasóleo agrícola y ha ofrecido un cambio ante la perspectiva de ampliar progresivamente los incentivos fiscales previstos para las empresas agrícolas en los próximos años. . Discutir brevemente una “ley de reforma fiscal” que debería incluir incentivos fiscales para las empresas que inviertan en tecnologías climáticas. Esta «prima de inversión» inicialmente será menor de lo previsto, pero «incluso si comenzamos de a poco, debería expandirse», ha dicho Lindner, que está procediendo de manera similar con respecto a los subsidios tax a la investigación, que fueron introducidos por la gran coalición y que Lindner también quiere expandir.
El jefe de FDP consideró que los incentivos son necesarios porque ve a Alemania amenazada como sede de negocios. “L’aprecio por la tecnología alemana sigue siendo alto. Pero hay escepticismo sobrio por que hemos puesto cada vez más trabas en los últimos años», explicó, «gran parte de las cosas tienen que cambiar mucho en comparación con la forma en que se hizo política en los últimos diez años». Si por él fuera , la economía alemana quedaría además inmediatamente exenta del impuesto solidario, que trasvasa riqueza a los territorios orientales de la antigua RDA.
La decisión de Lindner de delegar los presupuestos alemanes a la senta de la disciplina no se ve afectada por el hecho de la economía alemana se haya contraído en los dos primeros del año quarters, lo que significa la entrada en recesión técnica. Aunque el sector servicios mantuvo el tipo por ahora, la industria se ve afectada con intensidad y los nuevos pedidos muestran que la demanda está debilitando todavía más. Las exportaciones alemanas se desploman y el consumo interno no se reactiva, debido a la alta inflación. Pero Lindner se guía por las proyecciones del Bundesbank, que augura una marcada caída de apenas un -0,3% en 2023 y una recuperación relativamente rápida de la actividad. El Banco Central Alemán estimó un incremento del PIB de 1,2% en 2024 y 2025, al tiempo que pronosticó que cerraremos es año con la inflación en el 6%, pero bajaremos al entorno del 2% que el BCE consideró contexto de fijación de precios
Con estos mimbres, el ministro Lindner defiende ante sus socios del semáforo un largo curso de austeridad. «Seguirá siendo difícil», ha declarado en una entrevista con el diario salmón Handelsblatt, decidido a identificar agujeros en el plan financiero que piensa seguir a pies juntillas hasta 2027 «par que nadie pueda pasar por alto la magnitud del desafío». «Para cualquier proyecto en el futuro, el semáforo debe primero trabajar en un margen de maniobra», ha anunciado a sus compañeros de gabinete, «si quieres financiar algo nuevo, tienes que decir antes de dónde debe salir el dinero, señalando claramente lo que ya no habrá que financiar.” Lindner advierte, además, que estos presupuestos son solo el comienzo del proceso de consolidación que tiene en mente.