Todos los proseccos son iguales.
Piensa en la última vez que compraste una botella de prosecco, o te tomaste una copa en una terraza, mientras los días se alargaban tanto como la duración de los aperitivos. Evidentemente, si has seguido los consejos de un comerciante de vinos o de un camarero, ya sabes que esta idea recibida es falsa. Pero, si lo elegiste porque la etiqueta era más bonita, el nombre sonaba mejor, o el precio te parecía correcto (ni muy barato, no puede ser bueno; ni muy caro, no eres una paloma), en fin, como la mayoría de los consumidores, es posible que no haya notado que hay diferentes denominaciones dentro de prosecco.
Producido en el noreste de Italia, en 20.000 hectáreas de Veneto y Friuli-Venezia Giulia, el prosecco puede, dependiendo del área de origen, ser reconocido como DOC (el equivalente italiano de nuestros AOC) o DOCG (denominación de origen controlada y garantizada) . Prosecco DOC es el nivel más clásico: hay una mención específica para Prosecco DOC de Treviso. El DOCG Conegliano Valdobbiadene Prosecco Superiore designa un área de 6.000 hectáreas de relieve de suave pendiente, donde la producción es la menos industrial. La misma denominación seguida del nombre “Rive” califica un terroir aún más específico, así como el prosecco DOCG “Asolo”. Tenga en cuenta que hay, en la parte superior de la pirámide, el Superiore di Cartizze, un pequeño cru de 107 hectáreas, considerado la parte superior y generalmente se ofrece en seco, ligeramente dulce.
Prosecco es como el champán, pero más barato
Es cierto que hay burbujas en ambos. Así como en los diversos crémants franceses y valones, espumosos belgas, ingleses, americanos, cava español, espumosos naturales y otros vinos espumosos blancos. Más allá de este punto, hay pocas similitudes. El clima es diferente, excepto que los dos viñedos están ubicados en las zonas del norte de su país. Las uvas son diferentes: un trío de Chardonnay, Pinot Noir y Meunier para el vino espumoso francés; la variedad de uva glera casi exclusiva en Veneto, complementada gratuitamente (y en un máximo del 15%) con pasas verdiso, perera y bianchetta.
El método de elaboración también difiere, y este es sin duda el punto central. Lo que se aplica a los champagnes (pero también a los crémants) consiste en embotellar el vino, después de la fermentación alcohólica, y provocar una segunda fermentación en esta botella para crear la efervescencia. Tras un periodo de crianza en slats (de quince meses a más de diez años), es necesario proceder al degüelle, con el fin de evacuar las lías estancadas. Un proceso largo y complejo. Los mejores proseccos tienen la misma forma, pero son raros. El grueso de la tropa realiza la segunda fermentación en grandes cubas, lo que se denomina método Charmat. Sin crianza en botella, sin degüelle: el proceso es más rápido y menos compensado. Esto se nota en el precio final, pero también en la copa, con un vino más ligero, menos opulento, con menor persistencia gustativa.
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