Siete de siete, un récord: el Sevilla FC ganó, el miércoles 31 de mayo, en Budapest, la séptima Europa League de su historia, en los penaltis (1-1, 4-1 en ficha). Al término de la final, los sevillanos consiguieron superar la muralla romana y el famoso bloque bajo de José Mourinho. El portero marroquí del Sevilla Yassine Bounou, elegido mejor jugador del partido, repelió con los dedos del pie el segundo intento romano de Gianluca Mancini, luego apretó y desvió con la punta de los dedos el de Roger Ibáñez, que tocó el poste.

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El club rojiblanco, muy cerca del descenso a LaLiga hace apenas dos meses, continúa con sus estadísticas de locura: se mantiene invicto en la final de la Europa League con siete coronaciones desde 2006, un récord. En el centro del campo en LaLiga (11mi), vuelve a estar en la cima de la pequeña Europa.

Como esta final, los españoles nunca se dieron por vencidos en toda la campaña europea, como contra la Juve en las semifinales. Acabaron eliminando a los italianos en la prórroga en el partido de vuelta. Tercero en su grupo de Champions, el Sevilla FC eliminó sucesivamente al PSV Eindhoven (3-0, 0-2), Fenerbahçe (2-0, 0-1), Manchester United (2-2, 3-0) y Juventus (1 -1, 2-1) para llegar a esta final.

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Un penalti anulado por el VAR

A pesar de que AS Roma abrió el marcador (35mi) del delantero argentino Paulo Dybala, anunciado lesionado, los sevillanos continuaron su asedio frente a la superficie romana. Durante todo el primer tiempo, los rojiblancos, empujados por parte del estadio, lucharon por entrar en los últimos 30 metros italianos, bloqueados por la muy compacta defensa. Al final de la primera parte, el croata Ivan Rakitic creyó igualar con un disparo potente, pero que pegó en el poste derecho.

En la segunda mitad, los sevillanos siguieron dominando a los romanos, que acabaron estremeciéndose (55mi). A la derecha, Jesús Navas, de 37 años y el jugador de mayor edad en la final desde 2008, centró hacia el exjugador del Marsella Lucas Ocampos, que falló su recuperación de cara a la portería. Pero el balón cayó en la rodilla de Romain Mancini, que sacó a su portero con el pie izquierdo.

Siempre dominantes en el juego y los duelos, los españoles encontraron la resistencia de los italianos, que detuvieron un penalti (77mi), anulado por el VAR por un supuesto contacto sobre Ocampos. De un tiro libre (83mi), los romanos estuvieron muy cerca de pasar de frente: Lorenzo Pellegrini encontró a Andrea Belotti por la izquierda de la superficie, pero el atacante fue contrarrestado por el portero marroquí, autor de una soberbia parada. En un final desenfrenado del partido, los dos equipos realmente no se separaron, corriendo hacia la prórroga, donde sucedió poco.

Anunciado en varios clubes, en particular de manera insistente en el Paris Saint-Germain, José Mourinho había asegurado, el martes, antes del partido, que no tenía “sin contacto con otros clubes” y que estaba centrado en la final. Pero con esta final perdida, parece aún más cerca de dejar la AS Roma.

El mundo con AFP