en Alemania, las start-ups preparan sus primeros lanzamientos

Alexandre Dalloneau asegura que está demasiado centrado en la técnica para pensar en el resto. “El lanzamiento del cohete debe ser lo más fluido posible. Queremos ser los primeros. Esa es mi única preocupación”.dice por videoconferencia desde las instalaciones de la joven empresa Isar Aerospace, en Ottobrunn, en las afueras de Múnich (Baviera).

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El ingeniero francés de 44 años se encuentra, sin embargo, bajo la que sin duda es la mayor presión de su carrera: se prepara para realizar, a finales de 2023, el vuelo de prueba inicial del primer cohete fabricado por Isar, desde el sitio de Andoya en Noruega. Spectrum -su nombre- es un microlanzador, es decir, un minicohete diseñado para transportar hasta 1.000 kilogramos a una órbita baja. El lanzamiento del Sr. Dalloneau, quien trabajó en los vuelos de Ariane, Soyuz y Vega antes de unirse a Isar en 2020, será analizado en toda Europa.

Al desafío técnico se suma la presión de la competencia. El 2 de junio, la empresa rival Rocket Factory Augsburg (FRG), otra empresa emergente bávara totalmente privada, anunció que había superado con éxito una prueba de motor en el cohete de etapa pequeña que está desarrollando.

“RFA es la primera empresa privada en Europa en lograr una combustión en caliente de una sola etapa con un motor de combustión por etapas durante toda su duración”, dio la bienvenida a la compañía, que quiere, como Isar, ofrecer servicios de entrega a baja altura con un alto grado de flexibilidad. El primer vuelo de prueba está previsto para finales de año. La empresa competidora HyImpulse, ubicada en Baden-Württemberg (suroeste), apunta a un lanzamiento en 2024.

“Contrarrestar la competencia internacional agresiva”

Las apuestas son considerables. Si estas pruebas funcionan, Isar Aerospace y RFA demostrarían que, en Europa, las empresas privadas pueden llevar a cabo lo que hasta ahora era coto de los Estados: acceder al espacio para entregar allí satélites comerciales. En los Estados Unidos, jugadores privados como Blue Origin y especialmente SpaceX hace tiempo que tomaron su lugar fuera de la órbita terrestre. La presión es aún más fuerte ya que el último vuelo del Ariane-5 está programado para el viernes 16 de junio y su sucesor, el Ariane-6, no puede tomar el relevo. Europa, que aspira a la autonomía, se encuentra por tanto sin acceso al espacio por un período aún indefinido.

La ruptura no contribuye a apaciguar la atmósfera deletérea que reina entre París y Berlín sobre el tema del espacio desde hace algunos años. Francia critica a Alemania por querer llevar a cabo su propio programa espacial, desarrollando microlanzadores que competirían con Ariane y Vega, lanzadores estratégicos, y dispersarían el esfuerzo europeo. A lo que Berlín responde que Alemania no subvenciona a ninguna empresa, sino que se contenta con comprar vuelos a empresas privadas, solo activas en el segmento de los cohetes pequeños. Argumenta que no está cometiendo una infidelidad con Ariane ya que no ha rebajado su participación en la Agencia Espacial Europea, que financia el famoso lanzador.

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By Rosel Geek

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