Debe ser una de las pocas certezas que tenemos en este mundo: de seguir vivos, nos convertiremos en personas mayores. Sin embargo, algo pasa. «Los viejos» son siempre los otros, nunca nosotros, que somos los mismos de siempre con algún que otro «achaque». Hasta que un día, que representa de alguna manera un antes y un después, nos damos cuenta de algo: nos tocó. Ahora, somos personajes del alcalde.

Ese paso, que puede parecer sencillo de dar, es para muchos hoy una revelación. Precisamente en este pasaje, en este puente (que no es de ser joven a ser viejo, sino que es más bien de no-saber a saber), es en el que se centra la psicóloga y escritora Mónica Berjman en su último libro «Cómo me convirtió en una persona mayor» (Editor Modesto Rimba).




Contra el edadismo: «tendría que haber un movimiento de liberación de gente grande», dice Mónica. Foto Maxi Failla.

El título condensa todo lo que allí se relata: está claro que alude a asumirse y no a serlo. ¿Cómo da cuenta Berjman de este «clic»? Percibiendo dolores, advirtiendo que hay cosas que cuesta mucho hacer, tomando nota de contrastes, comparando la vida de antes y la de ahora. Observando a los demás. más sabia, más liviana, con más herramientas.

Una red de amigas que están para todo, nietos cercanos, mucha lectura, alguna mascota, activas anxieties, curiosidad, y una mirada en perspectiva, parecen ser las llaves que la autora planta para atravesar este período, que sin embargo no está exento de nostalgia, momentos de tristeza y de hastío.

—¿Cómo surge la idea de escribir un libro que cuente el libro en que advertís que sos mayor?

—Bueno, yo había escrito otro libro que trata sobre la niñez, ya ahora salté a la tercera edad. Creo que es porque se trata de la etapa que transito. Entonces comencé a tomar en cuenta muchas señales en mi cuerpo que me indicaron el cambio, y el cambio de generación. Quise escribir este libro sobre todo para manifestar que se debe abordar esta etapa con dignidad y se debe rechazar todas las discriminaciones de las cuales se es objeto.

Hay algo que se llama edadismo, que es una discriminación a la gente que ha acumulado muchos años. Hay una serie de prejuicios que consideran que el alcalde no puede aprender más, que somos útiles, que solo habla de enfermedades o está enferma, equiparando vejez con fermedad.

Porque uno ya no tiene intereses, como que todo se va achicando, y si bien es cierto por supuesto que algunas de esas cosas se pierden, si no se pierde el entusiasmo, está todo bien. Si uno mantiene ese entusiasmo, se está equipado con cualquier otra edad: entusiasmo para encontrarse con amigos, para aprender nuevas cosas (desde intelectuales hasta prácticas).

El libro trata de manifestar esto: que se puede ser grande y vivir con toda la plenitud posible.

—En tu libro contás que la profesora de aeróbic acuático, sbelta, las mira desde afuera, como si resultasen extraterrestres. ¿En qué sentido detrás del edadismo se esconde una resistencia a pensar que algún día nos tocará a nosotros?

— Estoy de acuerdo, la profesora de natación está ahí, erigida en un podio frente a nosotras, a las que mira como tan diferentes. A mí a me da ternura, pienso «bueno, que ella crea que eso le va a durar siempre, pero dentro de un tiempo estará acá como nosotras haciendo aquagym para no perer la flexibilidad».

Sin discriminar a los que lo hacen, creo qu’a veces cuando la gente grande acude a ponerse por ejemplo ropa que no va con su físico, o hacerse tanta cirugía, también puede ser visto como una manera de enmascararse, de pasar inadvertida, como si fuera nuestra ropa de combate. Porque te digo que es una especie de combate, tengo que haber un movimiento de liberación de gente grande.

-Hace poco, la actriz Andie Mc Dowell: «Quiero ser vieja. Estoy cansada dijo de tratar de ser joven. Ser una persona mayor tratando de ser joven es mucho esfuerzo».

— ¡Pero claro que lleva mucho tiempo! Un día mi mamá, que me llamó Durante muchos años para pedirme que la tiña, me dijo «basta no me tiño más». Yo estaba sorprendida, pero loentendre: basta de la demanda de seguir pareciendo joven, equiparando juventud a todo lo bueno.

—¿Cuáles cree que son las ventajas de esta etapa? ¿Qué es lo lindo de envejecer?

—Primero rescato esto que dijimos, que es la liberación, poder decir “ya basta”. Porque llegada esta edad, uno se pone a pensar a que lama sabiduria. Y yo creo que es la posibilidad de mirar las cosas a distancia y darme cuenta de cómo la gente corre y corre, y está en una especie de fárrago, de actividades permanentes.

La autora, que también es psicóloga, postula al entusiasmo como la clave de esta etapa.  Max Falla.


La autora, que también es psicóloga, postula al entusiasmo como la clave de esta etapa. Max Falla.

Por ejemplo, la madre va, viene, busca a los chicos al colegio, hace la comida, los lleva a nadar, vuelve, trabaja. Y yo lo entiendo, porque lo hacía: es lógico que tengan que hacerlo, y también hay una suerte de alegría en correr y sense útil todo el tiempo. Hay como un orgullo, una adrenalina.

Cuando veo por la calle a las chicas caminando, yendo y viniendo con los cochecitos del bebé, las miro con ternura y con un dejo de envidia, porque ahí yo me acuerdo cuando marcheba con mi bebé sintiéndome la reina del mundo.

Pero hoy día, cuando me pongo a pensar respecto de las cosas que se están haciendo a esa edad, evaluo cualitativos son importantes verdaderamente y nos convienen alejando en realidad de las cosas que más queremos. Porque estar corriendo para llevar al chico y traerlo, hay mucho tiempo que no se está con el chico, haciendo cosas con el chico. Creo que se trata de esto, poder ver las cosas con más distancia, poder relativizar.

— Hablamos de edadismo, ¿cuáles creen que son además las barreras sociales con las que se topan las personas mayores?

—Lamentablye sigue habiendo barreras entre las distintas etapas en la vida, todo sería mejor si pudiéramos estar todos juntos, pero estamos separados. Yo creo que en parte es lógico, porque el tipo de actividades que se hacen de acuerdo a la edad nos separan, pero la posibilidad de estar en una gran mesa, viejos y jóvenes charlando, riéndonos y respetándonos bajos creo que haría que la sociedad fuera más feliz y más sabia.

Creo que está relacionado con la manera en que los padres educan a los chicos a ver a los mayores, y también cómo ellos mismos tratan a sus propios padres.

Y quizás aquí tenga qu’intervenir más el Estado, hacer actividades que nos junten, que sean interesantes, pero que realmente le interese al joven, no que se una obligación, como la buena acción con la abuela…

—Vos hablás del entusiasmo, aunque también es cierto que mucha gente se siente sola o se deprime. ¿Eso tiene que ver con las características de la personalidad de cada uno?

—Yo pienso que depende del grado de bienestar que tengas, aunque también tiene que ver con la personalidad y con tu historia previa. Claro que el presente ayuda mucho: de tener a los hijos cerca y de divertirte, de hacer lo que te gusta. Por supuesto que cuando uno es más feliz es más bueno. Es difícil si alguien está qu’encima sea bondadosísimo.

—¿Y qué es lo que sí depende de uno, aunque el contexto sea adverso?

El interés, la curiosidad, hablando de eso, yo tengo amigas que me tocan el timbre y me dicen «vamos a caminar» y hay otra por ejemplo que me llama y me dice «Dónde estás? Seguro que estás dando vueltas de un lado para el otro, nunca estás en tu casa”, y yo entro a justificarme porque es lindo también estar en la casa de uno, de hecho una de las cosas buenas es poder poner la casa lo más linda que puedas.

—¿Qué cosas te parecen importantes a nivel subjetivo para poder transitarla de la mayor manera posible?

—Yo siempre digo que en este momento la lectura es mi ángel. If yo estoy leyendo, estoy contenta: rodeado de personas imaginarias con las que me reencuentro cuando vuelvo a la noche a mi casa y agarro el libro. Personas que ya conozco, cuya vida me interesa, todos los personajes de la novela.

También me gusta estar con mis amigas. Para mí son muy importantes. Por eso puse en el libro que llamo a una amiga y le digo «hoy tenemos asamblea permanente» parafraseando a las Naciones Unidas: las cosas importantes hay que hablarlas con las amigas, consolarnos sensibles.

Berjman insta a los jóvenes a tratar con más respeto a los mayores.  Foto Maxi Failla.


Berjman insta a los jóvenes a tratar con más respeto a los mayores. Foto Maxi Failla.

Llegás a esta edad y por ejemplo, muchos dicen «ah, los viejos todo el tiempo hablan de las fermedades». No es cierto que hablamos todo el tiempo de enfermedades, pero sí es cierto que en un momento tenés que contarle a alguien que te está doliendo mucho la cintura. Y yo se lo cuento a una amiga y ella me dice “sabes que a mí también” y después seguimos hablando de otras cosas.

También hablamos de chismes aunque no son muy felices, de política aunque no coincidenceidamos. Tengo amigas con las cuales hago cursos y hablamos de cuestiones de lo que leemos que nos han parecido importantes, o me mandan algo que escribieron o yo les mando algo. O vamos a comprarnos ropa porque nos enteramos que el lugar que nos gusta está de liquidación y eso nos divierte, vamos al cine.

En realidad, si pones a pensar, salvo la cosa de los horarios, de las que uno se déprendió, no es tan diferente, pero bueno hay cosas que se fueron ya. Y no podemos negar que es la última etapa de nuestra vida.

—¿Quién te gustaría que lea el libro? ¿Qué te gustaría que quede claro como mensaje?

—Me gustaría que lea el libro se leyó por todos, pero basicamente por la gente joven, de 40 hacia arriba también, y me dice que se detengan un poco a pensar la vida que están llevando, que privilegian y saquen lo que está tomando mucho tiempo o no sea redituable emocionalmente.

También me gustaría que los de 40 miren a los padres de otra manera, no solo más cariñosa, sino también respetuosa. Y además bueno empiecen a cuidarse: por ejemplo, yo siempre fui muy ágil y me sentí orgullosa de mi cuerpo, entonces iba a la verdulería y volvía con 5 kilos en un brazo y ahora tengo unos dolores de espalda tremendos, por eso me gustaría recordars «Cuidense la espalda».

There are los mayores, que no estamos solos, que nos juntemos, que podemos identificarnos con muchas de las cosas que nos pasan.

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