¿Y si el secreto del éxito de la selección francesa de balonmano se reduce a la humildad de sus dirigentes? Con 30 goles marcados desde el inicio del Mundial, que se disputa en Polonia y Suecia, Kentin Mahé es el máximo goleador de los Blues en esta competición. Discreto y modesto, subraya que la mitad de sus goles los ha marcado en un lanzamiento de 7 metros, mientras que ni Nicolas Tournat (26 goles) ni Nedim Remili (25 goles) tiran de penalti.

El viernes 27 de enero a partir de las 21 horas, los Tricolores necesitarán su eficacia ante el pero para llegar a la final. En el Tele2 Arena de Estocolmo, un bullicioso recinto de 19.000 localidades dedicado íntegramente a la causa de la selección, encontrarán a Andreas Palicka, el portero del Paris-Saint-Germain, uno de los mejores del planeta. Hace un año, en las semifinales de la Eurocopa 2022, este último había lanzado un partido impresionante (12 salvadas), disgustando a los atacantes franceses.

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educación alemana

A sus 31 años, Kentin Mahé es ahora uno de los ex integrantes de la selección de Francia, con la que lo ha ganado todo, o casi. Dos veces campeón del mundo (en 2015 y 2017), medallista de oro en los Juegos Olímpicos de Tokio en 2021, nunca ha ganado la Eurocopa. Sin embargo, terminó tercero en la edición de 2018 en Croacia. El mismo año, también ganó el título del campeonato alemán con SG Flensburg-Handewitt, su club en ese momento.

El primero que eligió quien pega en la mitad central del Blues, es su humildad, todo menos fingida. “En Alemania, el colectivo siempre está por encima de las individualidades, mientras que en Francia los jugadores están mejor preparados individualmente para acercarse al alto nivel”, el explica.

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Si Kentin Mahé creció al otro lado del Rin es porque Pascal, su padre, un defensor robusto, medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 y campeón del mundo con los famosos «Barjots» en 1995, terminó su carrera en Dormagen, en el margen izquierda del Rin, entre Colonia y Düsseldorf. Único para un jugador de balonmano francés, Pascal Mahé incluso se convirtió, entre 1999 y 2013, en el entrenador del equipo TSV Bayer Dormagen, antes de regresar a Francia. Durante cuatro años, el «pequeño» Kentin fue uno de los jóvenes puestos bajo la responsabilidad de su padre.

“Viniendo de un entorno que no era nada deportivo, mi padre tuvo que luchar para forjarse un nombre. Yo, el nombre, lo tenía desde el principio, pero tuve que luchar para imponermedice Kentin Mahé. Mi padre se burlaba mucho de mí. Con humor me enseñó a cuestionarme siempre, a estar preparado para enfrentar lo inesperado, a tomar conciencia de los sacrificios que implica el alto nivel. Me transmitió los valores del balonmano: la humildad, el gusto por el trabajo, el esfuerzo… Desde pequeño solo tenía una opción en mente: ¡el balonmano! »

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