¿Hasta qué punto el Covid-19 ha ampliado las desigualdades? ¿Cómo ha alterado las condiciones de vida en Europa? ¿Los efectos son comparables de un país a otro? Tres años después del inicio de la pandemia, aún es difícil responder a estas preguntas, “tanto porque todavía faltan datos como porque su análisis es delicado”advierte Louis Maurin, director del Observatorio de las desigualdades.

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Un puñado de estudios y cifras publicados en los últimos meses empiezan a arrojar algo de luz. Siguiendo el ejemplo de aquellos presentado el viernes 13 de enero por Eurostat: el coeficiente de Gini, estimado -muy imperfectamente- el nivel de desigualdad de ingresos (100 representa el umbral de desigualdad más extremo) puede no haber cambiado entre 2019 y 2021: a pesar de la caída provocada por el Covid-19, se mantuvo en torno a 30 en promedio en la Unión Europea (UE). Con matices importantes según los países: así aumentó un poco en Grecia (del 31 al 32,4 entre 2019 y 2021) o en Portugal (del 31,9 al 33), pero cayó en Irlanda (del 28,3 al 26,9).

Estas cifras se hacen eco de aquellas publicado en octubre de 2022 por INSEE. La crisis sanitaria ha complicado la medición de la evolución de la pobreza, advierte el instituto, con mucha cautela. Sin embargo, todo apunta a que esta, al igual que la desigualdad de ingresos, se mantuvo más o menos estable en 2020 en Francia, en torno al 14,3% de la población.

Si bien en 2020 las tasas de empleo cayeron significativamente para ambos géneros, la crisis de salud ha agravado las desventajas preexistentes para las mujeres.

Si el análisis de los efectos de la pandemia es especialmente complejo es porque el shock que provocó ella y las restricciones de viaje, brutales y relativamente cortas, fue de una naturaleza muy diferente a las crisis anteriores. “La de 2008 golpeó primero a la construcción y la producción industrial, donde los empleos son muy masculinos, mientras que la caída de 2020 afectó principalmente a los servicios, que están más feminizados”recuerda Blandine Mollard, del Instituto Europeo para la Igualdad de Género (EIGE).

Resultado: mientras que en 2020 las tasas de empleo cayeron significativamente para ambos sexos, la pandemia ha agravado las desventajas preexistentes para las mujeres, según ha demostrado el trabajo del EIGE. Se vieron así más afectadas por la reducción de la jornada laboral y cayeron con más frecuencia en la inactividad: el 6% de las mujeres que tenían un empleo antes de la crisis pasó a la inactividad durante la pandemia, frente al 4% de los hombres. Además, hay grandes variaciones según el país: el 13% de las españolas dejó el empleo en 2020, récord en la UE, frente a solo el 5% de las maltesas.

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