Las inversiones extranjeras son objeto de escrutinio porque dan forma al futuro de la globalización. Mientras el Fondo Monetario Internacional (FMI) está preocupado por la fragmentación de la economía del planeta y el auge del proteccionismo, las últimas cifras muestran que la globalización, lejos de frenarse, está en proceso de recomposición.

“La descarbonización de la economía y la irrupción de la geopolítica en la economía son los dos grandes ejes de transformación”, observa Vincent Vicard, subdirector del Centro de Estudios Prospectivos e Información Internacional, con base en el informe anual invertido en inversión extranjera directa (IED) de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Cnuced), publicado el miércoles 5 de julio. Es cierto que cayeron un 12% en 2022, en gran parte debido a la caída de las transacciones financieras dentro de las empresas multinacionales, pero se mantienen estables si tenemos en cuenta el valor de los nuevos proyectos de inversión.

El aumento más significativo corresponde a la IED en el sector de las baterías eléctricas, destinada principalmente a los países ricos y que, según Cnuced, ha “explotó en los últimos dos años, alcanzando $ 116 mil millones [103,3 milliards d’euros] en 2022 ». Estados Unidos es el principal beneficiario, ya que ha aportado el 40% de ellos desde 2021, frente a solo el 15% entre 2016 y 2020, destronando a la Unión Europea, que suma solo el 30% en este periodo, frente al 50% anterior.

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Los inversores vienen de China: Amperex Technology y Gotion High Tech han anunciado que invertirán 7.500 millones y 2.400 millones de dólares respectivamente en la construcción de fábricas de baterías eléctricas en Hungría y Estados Unidos. Inversiones favorecidas por grandes planes como la Ley de Reducción de la Inflación, implementada por Washington para fortalecer la posición de Estados Unidos mediante la distribución de subsidios a cambio de parte de la producción local. “Algunos subsidios son beneficiosos cuando, por ejemplo, son beneficiosos para la investigación y el desarrollo, pero, en el caso de los subsidios a la producción, son perjudiciales”, lamenta Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Estas inversiones eluden a la mayoría de los países emergentes. El único que lo está haciendo bien es Indonesia, que reserva sus vastos recursos de níquel principalmente para los industriales que construyen fábricas en su suelo, como el taiwanés Foxconn. Este último anunció, a finales de 2022, que pagaría en el acto 8.000 millones de dólares.

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