Tras una incursión en los relieves de Auvernia, el pelotón del Tour de Francia encuentra el piso gracias a la undécima etapa, de 180 kilómetros, entre Clermont-Ferrand (Puy-de-Dôme) y Moulins (Allier). El llano o casi, porque el recorrido del día sigue teniendo tres dificultades catalogadas: la costa de Chaptuzat-Haut (1,9 kilómetros al 5%, 4mi categoría), la costa Mercurol (2,9 kilómetros al 4,6%, 4mi categoría) y la Côte de la Croix-Blanche (1,6 kilómetros al 5,4%, 4mi categorías).

«Aunque las carreteras del Allier imponen un desgaste insidioso a las pantorrillas con repetidas subidas ‘rompientes’, la última recta de 1.300 metros en el corazón de la ciudad estará al alcance de los velocistas», predice Christian Prudhomme, el jefe del evento. Tras sus éxitos en Bayona (Pirineos Atlánticos), Nogaro (Gers) y Burdeos (Gironda), ¿Jasper Philipsen (Alpecin-Deceuninck) seguirá con su incursión? ¿Wout van Aert finalmente tendrá en sus manos una victoria? ¿Brillarán los otros velocistas, incluido Fabio Jakobsen (Soudal Quick-Step)? Las respuestas llegarán alrededor de las 5:20 p.m.

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