La consultora multinacional Mercer ha vuelto a analizar los principales sistemas de pensiones del mundo —este año, 47 países, que representan al 64% de la población mundial, forman parte del estudio— para concluir que España sigue contando con uno de los sistemas de pensiones públicos y privados en su conjunto más generoso, con las prestaciones más suficientes y bien gestionadas pero con una baja sostenibilidad financiera en el medio y largo plazo.

España se mantiene en el mismo puesto con respecto a 2022, situándose en la posición 26 del ranking de 47 Estados analizados por el índice global de Pensiones que elabora Mercer en colaboración con el Centro de Estudios Financieros Monash y CFA Institute. Este listado se elabora avaluando 50 indicadores agrupados en tres principales elementos de todo sistema de pensiones: su adecuación (que analiza el tipo de sistema, las aportaciones del Gobierno y de los cotizantes, así como el nivel de las prestaciones y la generosidad entre lo aportado y lo recibido); la sostenibilidad (que evalúa el gasto público, el nivel de cobertura de las pensiones, las finanzas públicas y la demografía); y la integridad (que mide la gobernanza, el modelo regulatorio, los gastos de funcionamiento o la comunicación con los partícipes).

Peor en sostenibilidad financiera

Entrando al detalle de este análisis se observa que España está en la parte media baja de este ránking debido a su extremadamente baja puntuación en la sostenibilidad financiera del sistema, en la que ocupa el puesto 44 de 47 países analizados. La puntuación de este elemento incluso desciende ligeramente de 28,7 a 28,5 puntos. Por el contrario, las pensiones españolas se mantienen también a la cabeza de todos los sistemas estudiados en la puntuación de la suficiencia e integridad del sistema global de pensiones. Aunque también decrece levemente el indicador de suficiencia, de 80,0 a 79,7 puntos; mientras que el de integridad, por el contrario, mejora de los 78,9 puntos a 79,2.

Tomando los tres subindicadores, el ránking de esta consultora obtiene que el valor general del índice español ha disminuido levemente de 61,8 en 2022 a 61,6 en 2023, manteniendo el puesto 26 antes citado. La evaluación correspondiente a este año, incluye la reforma de pensiones de 2021, que ligó la revalorización de las pensiones públicas con el IPC medio por ley y la nueva normativa que crea el macrofondo de planes de pensiones de empleo de promoción pública. Si bien, “ninguna de estas dos medidas ha contribuido a elevar la puntuación del sistema español, la primera por no mejorar su sostenibilidad y la segunda porque el fondo de promoción pública no se ha puesto aún en marcha”, explica el director de Negocio de Previsión Social de Mercer en España, Miguel Ángel Menéndez. Es más, este directivo asegura que el deterioro de la puntuación general para España, “se ha debido principalmente a un descenso en el nivel de crecimiento de los activos, por el recorte de los incentivos fiscales a los planes privados individuales en los últimos tres años”.

Aún sin la reforma de pensiones de 2022

Por el contrario, la puntuación del sistema español no recoge la segunda parte de la reforma de pensiones aprobada a finales de 2022, que incluía incentivos a la prolongación de la vida laboral y tres tipos distintos de incrementos de cotizaciones sociales para mejorar la sostenibilidad financiera del modelo. Sin embargo, Menéndez asegura que cuando este índice sí recoja estas medidas en su próxima edición, la puntuación global e incluso la de sostenibilidad podrían no mejorar por dos cuestiones. La primera es que, este experto en previsión social considera que, en términos globales, el saldo neto de las dos fases de la reforma de pensiones española es que “vuelve a ganar la mejora de la suficiencia de las pensiones sobre su sostenibilidad”; y, en segundo lugar, este indicador se elabora siempre en comparación con el resto de sistemas analizados de otros países, por lo que si estos toman medidas mejores que las tomadas en España, su puntuación no subirá tanto.

En definitiva, este índice cataloga al sistema español como uno de los que “tienen elementos positivos, pero con carencias y riesgos que deben ser abordados para que su eficacia y su sostenibilidad alargo plazo no sean cuestionadas”. En este sentido, los autores del estudio hacen tres recomendaciones para mejorar el valor global del indicador para España: incrementar el apoyo mínimo a los individuos de edad más avanzada con bajo nivel adquisitivo (esto es, mejorar las pensiones asistenciales por encima de las contributivas); aumentar la cobertura de los trabajadores en los planes de pensiones de empleo, haciendo que su adscripción sea automática al entrar en una empresa, aunque el empleado pueda rechazar dicha inscripción; y seguir aumentando la tasa de participación de la población activa en las edades más avanzadas.

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