IEl equilibrio demográfico natural, es decir, el exceso de nacimientos sobre las muertes, se ha reducido en Francia a 56.000 en 2022, su nivel más bajo desde 1945. Una de las causas es la tendencia a la baja de la tasa de fecundidad, pero aunque se controlara, este saldo irá decreciendo paulatinamente, hasta volverse negativo dentro de una decena de años. Aunque Francia experimenta los efectos con retraso, no está en absoluto exenta del envejecimiento demográfico al que están expuestos todos los países desarrollados. Pero a diferencia de este último, ella niega en gran medida sus consecuencias. Estos son de dos tipos: una carga que cada vez pesa más sobre los hombros de los trabajadores, y una necesidad de mano de obra que sólo la inmigración es capaz de satisfacer. Estas dos cuestiones están en el centro de los debates políticos que agitan hoy al país.

El colapso de las tasas de fertilidad en el sur y este de Europa está generando saldos demográficos negativos del orden de 2 a 3 millones por año y un envejecimiento demográfico mucho más marcado que en Francia, preservado durante mucho tiempo por una tasa de natalidad vigorosa. Sin embargo, la mediana de edad, que divide a una población en dos partes iguales, ha aumentado de 32 años en 1985 a 42 años en la actualidad. En consecuencia, la tasa de dependencia demográfica, que expresa la carga que representan para la población activa las personas mayores, se deteriora rápidamente.

Una medida de ello viene dada por la relación entre la población que sale de la actividad (mayores de 62 años, que es la edad media observada para esta salida) y la que se encuentra entre los 22 años (edad media de entrada observada) y los 62 años. De casi el 36 % en 2001, esta proporción aumentó al 51 % en 2021 y, en igualdad de condiciones, aumentaría al 66,5 % en 2041. Eso es un aumento del 85 % en el espacio de dos generaciones.

En cuanto a la necesidad de mano de obra, forma parte del panorama cotidiano de una economía que lucha por reclutar y cubrir los puestos vacantes. Estos habían aparecido en 350,000 en el primer trimestre de 2023, un 70% más en comparación con la situación anterior a Covid.

Desafío estructural

Invitados por el presidente Macron a reflexionar sobre los tres difíciles desafíos a largo plazo para Francia, los economistas Olivier Blanchard y Jean Tirole, al frente de una comisión internacional, identificaron la demografía, junto con el cambio climático y las desigualdades económicas. Su informe, publicado en 2021, apuntaba a la precocidad, en comparación con países comparables, del fin de la actividad en Francia y abogaba por una reforma del sistema de pensiones. También se interesó por el papel de la inmigración, relevante para una menor tasa de empleo entre la población inmigrante, especialmente entre las mujeres, que entre los no inmigrantes: 45% de mujeres inmigrantes de origen no europeo no están buscando trabajo o están desempleados. Las razones de esta menor participación en el empleo son diversas: calificaciones demasiado bajas, factores culturales o religiosos, pero también discriminación en la contratación.

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