“Cosido para ti”, de Mathias Howald, Scribes, 216 p., 20 €.

Una enfermera lo anota al pasar, mientras el autor, que ha venido a hacerse pruebas después de un accidente con el condón, le dice que está trabajando en un libro dedicado al sida: “Ya no hablamos del SIDA, al menos no en Suiza. » Este silencio es sin duda uno de los motivos que llevaron a Mathias Howald a escribir Cosido para ti. Tenía que volver a esta epidemia que constituyó el telón de fondo angustioso de su adolescencia y de su entrada en la sexualidad. También tuvo que revivir la memoria de aquellos que ella se llevó, estos hombres y mujeres, a menudo más jóvenes que él hoy (nació en 1979), cuyo olvido le parecería una ofensa.

En su adolescencia había descubierto un rito instaurado por ciertos familiares de enfermos que consistía en coser trozos de tela para recordar el nombre y la vida de las víctimas del sida. La novela es una forma de prolongar este gesto en ya través de la literatura. Más que telas, Mathias Howald reúne textos con diferentes estatus y géneros: recuerdos, autoficción, ensayos de ficción, extractos de periódicos, cartas…

cosido para ti así teje dos épocas. La primera parte se refiere principalmente al año 1994 y repasa la vida del autor como estudiante de secundaria (en su cantón decimos “gimnasta”). Lo que lee, escucha, mira, su atracción por los hombres, lo que sin duda lo lleva a estar particularmente atento a los programas sobre el sida, que graba en videocasetes, los únicos o casi donde se trata de ‘homosexualidad’. En uno de ellos descubre el Proyecto Nombres y la práctica del patchwork a través de un reportaje sobre Alejandro, que ha perdido a su amante. Luego, el texto se bifurca para imaginar los días de este hombre afligido. Volviendo a Mathias y al “yo”, las últimas páginas de esta primera parte lo proyectan al verano de 1998, cuando asistió al primer Orgullo Gay organizado en Lausana.

Veinte años después se abre el segundo acto de la novela, que se extiende hasta 2021 y cubre el período durante el cual trabaja en Cosido para ti. Después de haber dejado de enseñar, escribe, trata de saber más sobre un amigo de sus padres que murió de SIDA, se sumerge en sus recuerdos y en el Proyecto Nombres, intercambia con sobrevivientes preocupados por la desaparición de la memoria de sus muertos.

Entre las dos partes, cuando tantas cosas parecen haber cambiado, circulan motivos (la tos), canciones (el álbum la gracia, de Jeff Buckley, 1994), fantasmas, como el del padre, que murió joven (Mathias Howald le dedicó su primera novela, heredero del silencio, por otro lado, 2018), o la del escritor Guillaume Dustan (1966-2005). Mathias lo conoció en 1998, en el Gay Pride, durante un debate sobre la existencia de la literatura gay. En la segunda parte, relee su obra (reeditada en dos volúmenes por POL), que se encuentra en Nicolás páginas (Balland, 1999) unas líneas sobre el paso del escritor por Lausana.

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