En un contexto nacional donde muchos laboratorios e investigadores se quejan de la falta de recursos, la situación es muy diferente en el Instituto Nacional de Investigación en Ciencia y Tecnología Digital (Inria). Su presupuesto de 2023 fue votado un 46% más que el de 2018, según el comunicado del instituto. El número de empleados también está aumentando. En el frente de contratación, la mejora se puede ver, con “en promedio 43 científicos [engagés] al año en plazas permanentes (funcionarios o CDI) de 2018 a 2022. Para 2023 se prevén unas cincuenta plazas”especifica la organización, que también indica que «Inria había contratado un promedio de 17,5 científicos por año para puestos permanentes de 2014 a 2018».

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Este esfuerzo sostenido se siente en los laboratorios. “Antes nos apretábamos el trasero con los presupuestos, ahora salimos del statu quo. La dirección logró convencer que Inria podía ser un recurso para empresas o servicios del Estado…”estima un delegado científico de la organización. «Debemos saludar este exitoso tour de force en el reclutamiento»añade Eric Fleury, director del centro Inria de París.

Nuevos contadores

Pero, ¿cuál es el secreto del cuerpo para sacar tanto la cabeza del agua? La respuesta es curiosa. Por admisión de Bruno Sportisse, su presidente y director ejecutivo, este modelo “no es sostenible en el tiempo”como declaró durante las Jornadas Científicas Inria (JSI), 25 de noviembre de 2022. Explicaciones.

Los ingresos de un organismo público de investigación como Inria procedían de dos fuentes principales. Por un lado, el subsidio a las tarifas de los servicios públicos (SCSP) que, como su nombre lo indica, es pagado directamente por el Estado a su presupuesto. Fue para el instituto, según su informe de actividad de 2021, 189,7 millones de euros, o el 72% de sus ingresos totales. El resto se denomina “recursos propios”, que proceden de una gran variedad de fuentes, hasta los 74,8 millones de euros. Se trata principalmente de recursos procedentes de convocatorias de concursos (Agencia Nacional de Investigación, fondos europeos, etc.), servicios, contratos de investigación con terceros privados o públicos, etc.

La primera dotación, el SCSP, está aumentando al mismo ritmo que el resto de organizaciones y con bastante lentitud (menos del 10% desde 2015). La solución, por tanto, hay que buscarla en la segunda, y en las distintas crisis que, desde 2008, vienen acompañadas de planes de recuperación como los planes de inversión de futuro o Francia 2030. Inria, como el resto de organizaciones, ha visto nuevos contadores abierto para sus equipos. Así, la organización se enmarca en el plan de inteligencia artificial (12,7 millones de euros previstos para 2022), el plan de ciberseguridad (por 5,2 millones de euros), las ayudas al empleo en investigación y desarrollo decididas durante la crisis sanitaria (9,2 millones)… En total, el plan inicial El presupuesto de 2022 preveía más de 116 millones de euros en ingresos propios.

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