Cuando el choque diplomático entre España e Israel parecía reconducirse, Israel ha decidido escalar un peldaño en la crisis y llamar a consultas a su embajadora en Madrid, Rodica Radian-Gordon, lo que supone dejar vacante, de manera indefinida, su representación diplomática. El anuncio llegó después de que Pedro Sánchez expresara sus “francas dudas” de que el Estado judío esté actuando en el marco del derecho internacional humanitario en sus bombardeos sobre Gaza.

La llamada de la embajadora la ha hecho pública el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Eli Cohen. “Tras las indignantes palabras del presidente del Gobierno de España, que repite acusaciones infundadas, decidí llamar a la embajadora de Israel en España para que volviera a consultas en Jerusalén. Israel actúa y seguirá actuando según el derecho internacional y continuaremos la guerra hasta la liberación de todos los secuestrados y la eliminación de Hamás en Gaza. Solo hay un factor responsable de la masacre del 7 de octubre y de la situación actual en Gaza, y es la organización terrorista Hamás, que comete crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad contra los ciudadanos de Israel y los residentes de la franja de Gaza”, ha escrito en la red social X (antes Twitter). Por el momento, ni el ministerio español de Asuntos Exteriores ni La Moncloa han querido hacer comentarios sobre la decisión israelí, que estaban analizando.

La llamada a consultas de un embajador, que supone en la práctica su retirada indefinida, es una de las formas más duras de protesta diplomática y sirve para expresar un fuerte malestar y para presionar al país anfitrión para que cambie su posición. Marruecos, primero, y Argelia, después, llamaron a consulta a sus embajadores de Madrid a causa del contencioso del Sáhara y dejaron vacante su representación diplomática durante 10 y 19 meses, respectivamente, pero ambos puestos han sido ya cubiertos, en un caso con la misma embajadora y en el otro con uno nuevo.

Antes de hacer pública su decisión, Israel había anunciado que convocaría por segunda vez en menos de una semana a la embajadora española en Tel Aviv, Ana María Sálomon Pérez, para expresarle su protesta por las declaraciones de este jueves del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en las que este expresaba sus “francas dudas” de que el Estado judío esté actuando en el marco del derecho internacional humanitario en sus bombardeos sobre Gaza. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, había dado “instrucciones al ministro de Asuntos Exteriores, Eli Cohen, para que convoque a la embajadora española en Israel”. El objetivo, según un comunicado de su oficina, era “reprenderla tras los vergonzosos comentarios del presidente del Gobierno español el día en que los terroristas de Hamás asesinaron a israelíes en nuestra capital, Jerusalén [no reconocida internacionalmente]”. Este se refería al ataque armado en una parada de autobús de esa ciudad este jueves, reivindicado por la milicia islamista, en el que han sido asesinadas tres personas antes de que los dos atacantes fueran abatidos.

La embajadora israelí en Madrid, Rodica Radian-Gordon (de pie, en el centro), junto a familiares de secuestrados, en octubre en la capital española.Claudio Álvarez

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En sus declaraciones a TVE, Sánchez había calificado la relación de España con Israel de “correcta” y justificado sus críticas al comportamiento del ejército israelí en la franja de Gaza, asegurando: “Los países amigos también tenemos que decirnos las cosas de verdad”. Tras reiterar que el ataque terrorista del 7 de octubre fue “absolutamente execrable”, que Israel tiene todo el compromiso y solidaridad de España y que Hamás debe liberar inmediatamente a todos los rehenes en su poder, añadió: “Pero con la misma convicción tenemos que decirle a Israel que tiene que sostener sus acciones con base en el derecho internacional humanitario. Con las imágenes que estamos viendo y el número creciente, sobre todo de niños y niñas, que están muriendo, tengo francas dudas de que estén cumpliendo con ese derecho internacional humanitario”.

Momentos antes de que la oficina de Netanyahu hiciera pública su irritación con Sánchez, el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, había sugerido que la crisis diplomática empezaba a encauzarse al informar de que había traslado a su homólogo israelí, Eli Cohen, “la solidaridad y las condolencias” del Gobierno por el atentado de Jerusalén. Albares y Cohen han coincidido en la reunión ministerial que la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) celebra en Skopje (Macedonia del Norte), donde el miércoles por la noche mantuvieron su primera entrevista tras abrirse la crisis diplomática bilateral.

El jefe de la diplomacia española añadió que, en su primer encuentro cara a cara con Cohen después de que este acusara a través de las redes sociales a Pedro Sánchez de apoyar el terrorismo, le reiteró que el Gobierno español condena los ataques perpetrados por Hamás el 7 de octubre. También que reconoce el derecho de Israel a defenderse, “dentro del derecho internacional humanitario y de la protección de los civiles”. Albares aseguró que también trasladó a Cohen el deseo de Madrid de “mantener buenas relaciones con Israel” y le recordó que tiene una invitación pendiente para visitar España.

La crisis se desató el pasado viernes, después de que Pedro Sánchez asegurase, durante su visita al paso fronterizo de Rafah, entre Egipto y Gaza, que Israel está obligado a cumplir con el derecho internacional humanitario en sus bombardeos sobre Gaza. Y a continuación apostillara: “No está siendo el caso”. Esta vez sus palabras han sido más comedidas, pues no ha dicho que el Ejército israelí no cumpla, sino que solo ha expresado sus “francas dudas”.

La reacción, sin embargo, ha sido más dura que entonces. Si en ese momento el Ministerio de Exteriores israelí convocó a la embajadora española en Tel Aviv para trasladarle sus quejas ―y lo mismo hizo el Ministerio de Exteriores español con la embajadora israelí en Madrid―, el paso que ha dado ahora Israel es mucho más grave que el que anunció la oficina de Netanyahu, pues en la práctica equivale a una suspensión de las relaciones políticas, que lleva personalmente la embajadora. Fuentes conocedoras de la Administración israelí subrayan que lo importante no son tanto los matices de lo que Sánchez ha dicho este jueves, sino su “reincidencia”. Las mismas fuentes no se atreven a aventurar cuándo volverá Radian-Gordon y se limitan a advertir que “algo tendrá que cambiar” para que regrese. Mientras tanto, la Embajada quedará en manos del ministro consejero, el número dos de la legación diplomática.

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